Monday, October 23, 2006

Dos roces de falsa fama en Tumbes

1. "Yo no me llamo Javier"

Estoy terminando de escribir mi envío en una de las computadoras que el hotel Costa del Sol de Tumbes pone amablemente a disposición de sus huéspedes. Termino mi labor y me conecto al Messenger, programa que detesto y que casi nunca uso, pero ahora tengo curiosidad, ¿quién conversará conmigo?
Hablo con Lucho luego de mucho tiempo. Está en Estados Unidos y me pasa algunas de sus nuevas composiciones. Qué maravilla la tecnología, carajo, que nos permite pasarnos archivos en mp3. Equivocado estaba, el msn es la voz. Los íconos estúpidos, la motivación de la pose, el engaño fácil, el gileo, la falta de educación que provoca y los problemas de comunicación que posee (todas razones por la que no usaba el programa), son en realidad tonterías mías. El msn es el gran paso adelante en comunicación mundial.
De pronto se conecta una chica que no conozco. Tengo (tenía, a partir de ahora) la mala costumbre de aceptar a cualquier dirección que quiere conectarse conmigo. Pero bueno, conversemos. Me dice que se llama "Y", que tiene 20 años, que estudia en la Católica, que una amiga le pasó mi mail y que le gustan los Turbopótamos.
Me siento halagado, pero al mismo tiempo la situación me parece extraña (de los Turbopótamos soy el que menos identifica la gente, siempre, simplemente soy ‘el bajista’).
El insipiente instinto periodístico empieza a funcionar y, con desconfianza, le pregunto su apellido. Busco su nombre dentro de la lista de estudiantes de la PUCP. Resultado: no figura. Gato encerrado. Luego uso su dirección de correo para buscarla en el hi5. El resultado de la búsqueda arrojó los siguientes datos: sexo: masculino, nombre: Javier.

2. Surfeando en Arabia Saudita

Último día en la maravillosa tierra de los manglares. Llego al estadio Mariscal Cáceres, donde se está jugando el Semillero de atletismo, actividad que tengo que cubrir para DT y que, finalmente, es el motivo de mi viaje.
Uso una gorra amarilla, lentes de sol y short, para disfrutar del agradable clima tumbesino. Entro al escenario y camino por el medio de la cancha, cuando, de pronto, escucho por los altoparlantes: "en estos momentos en el centro del gramado se encuentra el campeón nacional de surf, Julio Pérez Luna, que viene de competir en las playas de Arabia Saudita. ¡Aplausos!"
Qué roche. Luego de algunas palmas y risas de los asistentes, tengo que seguir la broma y saludar al público como un huevón. Los que organizan el Semillero siempre hacen ese tipo de chistes y, bueno, ya me tocaba.
Pasaron un par de horas de competencias atléticas y, acabando la jornada, uno de los pequeños deportistas locales se me acerca y, frente a todos, me dice: "una firma, pues"... "¿Por qué?" Le pregunto completamente extrañado. "Porque corres tabla", me responde. Bajo la cabeza, me miro la panza fofa y así, mientras que los de la bromita se cagan de risa, firmo mi primer autógrafo como estrella del deporte.

Breve explicación

Entre la Libertad y La Paz, y entre Escardó y Aviación. Ahí esta la Ciudad de Papel, pero para los fines de este blog, estaba. Ya no existe físicamente, solo está en mi mente, en mis recuerdos y en mis sueños. No, mentira, sí existe, y el otro día estuve muy cerca de ahí. Algún día sé que regresaré, ya sea por curiosidad o porque no me va a quedar otra.
Existe también porque, aunque no quiera, siempre voy a estar ahí. Todo, la forma en la que actúo, mis decisiones, mi forma de mirar, todo, siempre tiene que ver con aquellos bloques de casas, porque todas las noches, sin falta, pongo la cabeza en la almohada de mi antigua morada, aquel lugar en el que viví hace mucho tiempo. Mentira, fue hace poco, huevón, hace apenas 6 o 7 años.
Para los registros, la Ciudad de Papel fue creada en la década del setenta por el padre cusqueño Frisancho Pinelo, quien luego de una campaña de recolección de papel y desechos, consiguió recaudar los fondos suficientes y creó esta urbanización de casas igualitas para familias de escasos recursos económicos. El cura murió en el 87 y no pudo observar el desigual desarrollo de su gran obra.
La casa que consiguieron mis abuelitas poco antes que naciera, es decir, mi casa, estaba justo en el borde de la Ciudad de Papel. Aviación, cuadra 2. Al frente los callejones de barro y pelo de perro, a la izquierda el mar a 2 cuadras, ‘Maranguita’ a 4 más o menos, atrás pequeños parques rodeados de casas siamesas, y a la derecha empezaba una zona residencial muy bonita que tenía como arteria principal a la avenida Andrés Rázuri.
En esa pequeña casa de un piso crecí y pasé por casi todo lo que he pasado. Ella representa el núcleo de mis pensamientos y también de lo que creo (entiéndase como crear y creer al mismo tiempo).
A partir de ahí, entonces, hago este blog, porque necesitaba contar y escribir acerca de cualquier cosa que me diera la gana, personal o no, y no solo sobre música, que para mí es un tema que requiere demasiada autoexigencia. Por eso no publico mucho en RAN-KING y los últimos post han sido relatos personales del tipo que ahora deseo escribir aquí. La música era solo un pretexto. Entonces, ahora hagamos las dos cosas bien.
No más tristeza.